Por encima de todas las cosas cuida tu corazón,porque de él mana la vida.
El espíritu de ofensa, envenena la vida y las actitudes. Según el diccionario de Vine, (Diccionario Completo de las Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento), la palabra ofensa se deriva de una palabra griega, skandalon, que originalmente se refería a la parte de una trampa que tenía la carnada, y así llegó a representar la trampa misma o el anzuelo. Era la parte de la trampa que atraía al animal y lo capturaba.
Frecuentemente vemos que Satanás utiliza una ofensa para enredar a la gente, en casos serios de amargura, resentimiento y falta de perdón. Satanás utiliza la ofensa para hacernos caer y para que dejemos de seguir adelante con Dios.
La tentación de sentirse ofendido es una trampa que se debe evitar como una plaga. Así como no tomaríamos veneno, no debemos aceptar las ofensas. Si queremos ser campeones para Dios, entonces no podemos sentirnos ofendidos tan fácilmente.
Muchas personas nunca llegan a ser lo que Dios quiere, porque se ofenden con facilidad. Se llenan de amargura. La ofensa llega a ser una piedra de tropiezo y no avanzan más allá de ese punto. Son los perdedores y Satanás el ganador.
Nadie te puede hacer daño, permanentemente si eres lo suficiente maduro para rehusar la ofensa y confiar en Dios. Esta actitud hará de ti un ganador en la vida.